Imagina que entre la lista de pendientes de hoy necesitas pasar al banco para depositar un pago en una cuenta. Entras a la sucursal y para tu sorpresa, en vez de módulos de atención a clientes hay mesas y sillas jardineras de plástico blanco. Muy probablemente te atacaría la duda ¿Me habré metido por error a los tacos? Luego buscas las ventanillas y lo que ves es una mesa plegable con un mantel blanco al fondo de la sala, con los ejecutivos sentados uno al lado de otro, todos vestidos con traje formal, listos para atenderte. Me atrevería a apostar mi cabellera a que no les confiarías el depósito de tu dinero, de hecho, la realidad es que por más que las personas a cargo de la sucursal estuvieran uniformadas y se comportaran de manera profesional no podrías tomarles en serio y ni siquiera lograrías comprender que este lugar tuviese aspiraciones a llamarse banco.

Esta escena surrealista que acabas de leer no es más que una reflexión sobre el rol tan importante que juega la atmósfera visual de un lugar. La manera en que se presenta el espacio establece qué tipo de lugar visitas, si es una institución seria y confiable, si es un espacio donde se ofrece un servicio de esparcimiento, si el ambiente es muy limpio y antiséptico, etc. Los colores, la iluminación, el mobiliario, la disposición de espacios son factores que te dicen tanto de un lugar, que a primera vista van a definir tu disposición ante este, según lo que comunique el ambiente del espacio otorgarás confianza, o puede ser que te sientas relajado, o tal vez te haga adoptar una actitud de seriedad.

El día de montaje es un día crucial para que el escenógrafo muestre de qué está hecho, para alguien que no tiene la experiencia suficiente tendrá un equipo que se tropieza consigo mismo, habrá olvidado tal o cual herramienta, se habrá encontrado con la sorpresa de que lo que las piezas construidas no caben por la puerta del recinto y probablemente el tiempo que le tome resolver cada pequeño incidente inoportuno lo haga terminar con retraso e inseguro del resultado. Eso es una historia de terror si tomamos en cuenta que es probable que hayan otros proveedores esperando que se libere el escenario para hacer su trabajo de conectar aparatos, montar pantallas, etc.  Por el contrario un equipo de montaje con una buena dirección, tiene muy bien planteada su dinámica de trabajo, cada persona tiene asignadas tareas y tiempos precisos. Gracias a su organización, logística y mucho trabajo previo todo fluye tan bien que hasta hacen parecer que la labor es fácil. Termina en tiempos puntuales y hasta le queda tiempo de hacer una revisión con su cliente para hacer una entrega impecable de su trabajo.

Cuando ya todo ha pasado, tú no deberías de tener nada de qué preocuparte, la expectativa es a que tu escenógrafo movilice a su equipo una vez más para realizar el desmontaje y liberar el espacio de todo lo que corresponde a su trabajo.